Trayecto Inicial M1 Grupo 12
lunes, 3 de octubre de 2016
Hábitos de Vida Saludable: Practica un Deporte
El deporte es básicamente una
actividad física que hace entrar al cuerpo en funcionamiento y que lo saca de
su estado de reposo frente al cual se encuentra normalmente. Se realiza
principalmente con objetivos recreativos, aunque en algunos casos puede
convertirse en la profesión de una persona si la misma se dedica de manera
intensiva a ella y perfecciona su técnica y sus resultados de manera
permanente.
La importancia del deporte es que
permite que la persona ejercite su organismo para mantenerlo en un buen nivel físico,
así como también le permite relajarse, distenderse, despreocuparse de la
rutina, liberar tensión y, además, divertirse.
Dentro de la categoría de deporte
pueden entrar un sinfín de actividades que pueden clasificarse como grupales
(el fútbol, el básquet), individuales (el tenis, la natación), recreativas
(juegos de diverso tipo), de competición (deportes más específicos y con alta
exigencia para los que los practican), etc. Los deportes tienen un impacto muy
positivo en la vida de niños, jóvenes y adultos, pues permiten ejercitarse y
pasar tiempo con la familia o amigos en un ambiente saludable.
Beneficios del Deporte
La realización regular y
sistemática de una actividad física ha demostrado ser una práctica sumamente
beneficiosa en la prevención, desarrollo y rehabilitación de la salud, así como
un medio para forjar el carácter, la disciplina, la toma de decisiones y el
cumplimiento de las reglas beneficiando así el desenvolvimiento del practicante
en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Hoy en día esta visión ha sido
aceptada por muchos, sin embargo, a lo largo del tiempo, ha tenido sus períodos
de auge y regresión.
La mayoría de las personas
pueden beneficiarse de realizar actividad física de forma regular. Es frecuente
que la gente piense que hace suficiente ejercicio en el trabajo. Muchos piensan
que son demasiado viejos para empezar, otros que su forma física ya es
demasiado mala para intentar recuperarla. Obesidad, diabetes, o alguna
discapacidad física, pueden ser las razones que desanimen al sujeto para
comenzar a realizar actividad física. Pero en muchas ocasiones son simplemente
la pereza, o las expectativas de fatiga y dolor las que impiden que ni siquiera
llegue a intentarse.
En la actualidad parece existir
evidencia suficiente que pruebe que aquellos que llevan una vida físicamente
activa pueden obtener una larga lista de beneficios para su salud:
- Disminuye el riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares en general y en especial de mortalidad por cardiopatía isquémica en grado similar al de otros factores de riesgo como el tabaquismo.
- Previene y/o retrasa el desarrollo de hipertensión arterial, y disminuye los valores de tensión arterial en hipertensos.
- Mejora el perfil de los lípidos en sangre (reduce los triglicéridos y aumenta el colesterol HDL).
- Mejora la regulación de la glucemia y disminuye el riesgo de padecer diabetes no insulino dependiente.
- Mejora la digestión y la regularidad del ritmo intestinal.
- Disminuye el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, como el de colon, uno de los más frecuentes y sobre el que al parecer existe mayor evidencia.
- Incrementa la utilización de la grasa corporal y mejora el control del peso.
- Ayuda a mantener y mejorar la fuerza y la resistencia muscular, incrementando la capacidad funcional para realizar otras actividades físicas de la vida diaria.
- Ayuda a mantener la estructura y función de las articulaciones. La actividad física de intensidad moderada, como la recomendada con el fin de obtener beneficios para la salud, no produce daño articular y por el contrario puede ser beneficiosa para la artrosis.
- La actividad física y de forma especial aquella en la que se soporta peso, es esencial para el desarrollo normal del hueso durante la infancia y para alcanzar y mantener el pico de masa ósea en adultos jóvenes.
- Ayuda a conciliar y mejorar la calidad del sueño.
- Mejora la imagen personal y permite compartir una actividad con la familia y amigos.
- Ayuda a liberar tensiones y mejora el manejo del estrés.
- Ayuda a combatir y mejorar los síntomas de la ansiedad y la depresión, y aumenta el entusiasmo y el optimismo.
- Ayuda a establecer unos hábitos de vida cardiosaludables en los niños y combatir los factores (obesidad, hipertensión, hipercolesterolemia, etc.) que favorecen el desarrollo de enfermedades cardiovasculares en la edad adulta.
- En adultos de edad avanzada, disminuye el riesgo de caídas, ayuda a retrasar o prevenir las enfermedades crónicas y aquellas asociadas con el envejecimiento. De esta forma mejora su calidad de vida y aumenta su capacidad para vivir de forma independiente.
- Ayuda a controlar y mejorar la sintomatología y el pronóstico en numerosas enfermedades crónicas (Cardiopatía isquémica, Hipertensión arterial, Enfermedad pulmonar obstructiva crónica, Obesidad, Diabetes, Osteoporosis, etc.).
- Disminuye la mortalidad tanto en adultos jóvenes como en los de mayor edad, siendo incluso menor en aquellos que tan sólo mantienen un nivel de actividad física moderado que en los menos activos o sedentarios.
- Por último, todos estos beneficios tendrán una repercusión final en la reducción del gasto sanitario. Este es un argumento de peso para que tanto las administraciones públicas como privadas apoyen la promoción de la actividad física en todos los estamentos de nuestra sociedad.
El organismo humano como
consecuencia del entrenamiento físico regular, presenta en sus diferentes
aparatos y sistemas modificaciones morfológicas y funcionales que denominamos
adaptaciones, las cuales van a permitir por una parte prevenir o retrasar la
aparición de determinadas enfermedades y por otra parte mejorar la capacidad de
realizar un esfuerzo físico. Una persona entrenada físicamente será capaz de
correr a la parada del autobús sin cansarse demasiado, jugar con sus hijos con
mayor vitalidad e incluso hacer algún alarde con los amigos en un partido de
fútbol.
Indudablemente el ejercicio
físico regular nos permite desde el punto de vista psicológico afrontar la vida
con mayor optimismo y mejor disposición, a la vez que socialmente es un medio
de integración en distintos grupos humanos.
Entre los posibles problemas
derivados de la práctica de actividad física, el más frecuente es el riesgo de
lesiones musculoesqueléticas. Este es fácil de evitar si no se cometen excesos
y el nivel de actividad aumenta de forma lenta y progresiva hasta alcanzar el
deseado. Por otro lado, si bien es cierto que el ejercicio físico intenso
aumenta considerablemente el riesgo de eventos cardiovasculares (infarto agudo
de miocardio o muerte súbita cardíaca), tanto en individuos previamente
sedentarios como en aquellos que realizan actividad física de forma regular, el
riesgo global sigue siendo claramente inferior en estos últimos.
Para aquellos que tengan
intención de empezar un programa de actividad física intensa y tengan algún
tipo de enfermedad crónica (Cardiopatía isquémica, Hipertensión arterial,
Diabetes, etc.) o mayor riesgo de padecerlas, y para las mujeres de más de 50
años y varones de más de 40 años, es aconsejable pasar un examen médico previo.
La actividad física regular al producir una mejoría en las funciones orgánicas,
parece producir una sensación de bienestar psíquico y una actitud positiva ante
la vida, lo cual a su vez repercute en forma positiva en el área somática. Al
desarrollar un mejor dominio del cuerpo, una mayor seguridad y confianza en su
desenvolvimiento ante las tareas cotidianas.
Se ha determinado que quienes
practican en forma regular cualquier ejercicio o actividad física, tienen una
mejor respuesta ante la depresión, angustia, miedo y decepciones, y, por otro
lado, se fortalecen ante el aburrimiento, tedio y cansancio.
El fortalecimiento de la imagen
del propio cuerpo y el concepto personal fortalecen la voluntad en la
persistencia de mejorar y le ofrece a la persona, una sensación de realización,
independencia y control de su vida, a la vez que se estimula la perseverancia
hacia el logro de fines.
La participación en actividades
físicas y deportes, puede provocar emociones negativas como miedo, agresión,
ira, y así mismo, puede proporcionar al participante las herramientas para
hacerle frente, aprendiendo a controlar sus emociones.
El deporte es una forma de
aprender a vivir, al enfrentarse a su parte negativa en forma cívica, en la
lucha no solamente con los demás, sino consigo mismo, con nuestras apetencias,
defectos y virtudes.
El deporte permite que las
personas como entes individuales tengan la vitalidad, el vigor, la fuerza, la
energía fundamental para cumplir con su deber en el ámbito social en que se
desenvuelven. En las competencias se produce un proceso de
enseñanza-aprendizaje en equipo, de la necesidad de ayuda, del cumplimiento de
las reglas y el respeto, por el contrario, de la subordinación de los triunfos
y galardones individuales por el buen nombre y el triunfo del equipo. Quien
practica un deporte en forma organizada es una persona optimista, persistente
en la lucha por el logro de sus metas, que muestra respeto mutuo, honradez y
sentido de responsabilidad.
Trabajo Independiente
El trabajo independiente es
cuando el alumno puede relacionar correctamente el planteamiento de la tarea
con los medios a seguir para realizarla, cuando puede aplicar sus conocimientos
y capacidades para realizarla sin necesidad de que el maestro intervenga directamente
para orientar cada detalle (...), aquel que se realiza sin la participación
directa del maestro, pero con la orientación del mismo en un tiempo establecido
y durante el cual los alumnos se esfuerzan conscientemente por lograr los
objetivos planteados, manifestando de una forma u otra los resultados de su
actividad física o mental (o ambas).
Constituye una de las vías
fundamentales que propicia el desarrollo de las potencialidades cognitivas de
los estudiantes dentro del proceso de enseñanza desarrollo de la carrera de
PNFI los facilitadores o docentes debe las posibilidades que brinda la
inclusión de tareas para cuya solución el estudiante tenga que trabajar de
forma independiente tanto en la propia buscando las vías que a él, como ser
cognisciente, le sean más adecuadas para apropiarse del conocimiento,
elaborando su propio conclusiones que fundamenten los resultados de su trabajo,
todo lo cual, evidentemente, contribuye al desarrollo de su nivel
metacognitivo.
En estos tiempos, aprender y
enseñar implica trabajar de manera independiente para lograr un objetivo. También
implica adoptar modelos no tradicionales y propiciar las vías para acceder al
conocimiento. Para lograr tales resultados, es indispensable que el estudiante
y el profesor alcancen una preparación individual desde su inserción en un
grupo de trabajo, en el que se ofrezcan los niveles de ayudas requeridos para
tales fines, todo basado en el desarrollo de un proceso de trabajo
independiente concebido para la formación, en el cual, más que impartir conocimientos,
se enseñe a desarrollar los procesos metacognitivos: qué sé del contenido que
estoy estudiando, hasta dónde quiero y puedo llegar y qué me falta por aprender
de él. Dicho proceso comprende:
- Fijar las metas o propósitos. En primer lugar, es necesario identificar el problema y, a su vez, conocer el tema, determinar lo que se sabe sobre este y lo que se tiene que aprender. Ello permite la formulación de las estrategias adecuadas para lograr los objetivos propuestos; es importante, además, reflexionar acerca de los documentos que se van a consultar al margen del libro de texto, así como sobre la organización de la información, una vez que se haya obtenido, es decir, cómo la vamos a presentar a los demás: oralmente, por escrito, en un resumen, etc.
- Planificar el aprendizaje. Se planifica el aprendizaje en función de la etapa anterior; quizá deba pensarse también en los recursos que se van a utilizar, pues de nada sirve plantearse la búsqueda de información en internet, por ejemplo, si se tiene una computadora pero esta no está conectada a la red, o si no se dispone de computadora y además es difícil acceder a ella.
- Controlar dicho aprendizaje. A la hora de estudiar, es fundamental controlar el progreso propio para actuar en consecuencia y a tiempo; para ello se recomienda la confrontación de criterios con otros estudiantes.
- Evaluar lo que hemos aprendido. Este momento implica la presentación, confrontación y puesta en práctica del conocimiento adquirido; después de ello, dependiendo de las carencias detectadas, determinar la construcción de un plan de actuación que corrija las debilidades existentes. Es recomendable y muy productiva en este aspecto la socialización de las ideas en el espacio grupal.
- La retroalimentación. Consiste en complementar y reorientar la información adquirida. O sea, después de la socialización y la discusión en el grupo, es necesario reanalizar cada conocimiento construido y reelaborarlo sobre la base de lo aprendido y corregido en el grupo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)